Y de la nada pasó,
el peso de mi corazón roto dejó de sentirse tan profundo,
su nombre dejó de sentirse vacío,
volví a respirar,
sentí que me volví a conectar.
De la nada pasó,
abrí mi corazón a nuevas personas,
nuevas oportunidades,
nuevas sorpresas;
las nubes se fueron y el sol volvió a brillar.
De la nada pasó.
¿Será que realmente de la nada pasó?
O será que mis ojos derramaron todas las lágrimas que podían derramar, que mi corazón logró despedirse del futuro que nunca llegó,
que mi mente soltó la esperanza,
que mi cuerpo volvió a aprender a abrazar,
pero eso no pasó de la nada.
Eso pasó después de que me hice responsable de mí misma, después de que tomé acción en mi vida y tomé la decisión consciente de no dejarme hundir aún más, porque en el fondo de mi corazón sabía que mejores cosas estaban por llegar.
En estos meses que había estado increíblemente triste, me di cuenta de algo que me encantó —me dolió— pero me encantó.
Lo que más me dolió en esta cortada es que yo pensaba que tenía muy bien cerrada la herida del abandono, que tenía una forma tan segura de mí misma que no me iba a doler tan profundo cuando alguien decidiera irse de mi vida, pero la realidad es que he aprendido que hay heridas que jamás se cerrarán por completo.
Hasta que entendí algo, - y espero de todo corazón que este escrito le llegue a quien necesita ese abrazo de paz que yo tanto necesitaba. -
Tus heridas se van a abrir y cerrar múltiples veces en tu vida, se van a sanar, para después ser cortadas de nuevo por algo que ni siquiera veías venir. Y mientras crecemos, la vida cambia, personas llegan, personas se van, sueños se alcanzan, sueños desaparecen. Todo esto va a abrir y cerrar tus heridas, y para todo esto te preguntarás: ¿entonces para qué sanar, si igual se van a volver a abrir?
El propósito de sanar es tomarte el tiempo de entender cómo navegar mejor cuando esa herida se abra, cómo sobrevivir mejor cuando se vuelva a abrir, cómo sostener tu dolor de una manera mucho más amorosa y consciente. Así que no sé quién tenga que escuchar esto —pero yo sé que yo lo necesitaba—, no lo estás haciendo mal si aún duele, no estás haciendo un mal trabajo si lo que pensabas que tenías sanado aún sangra cuando la herida se vuelve a raspar, no lo estás haciendo mal.
Estás aprendiendo poco a poco cómo sostenerte mejor,
y eso es lo que verdaderamente es sanar.
Así que este es para ti,
para ti que sientes que vives en un espiral,
para ti que crees que no estás sanando porque no estás sintiendo lo que creíste que deberías sentir.
Espero que confíes en que el proceso está pasando,
aun cuando no veas el resultado que tenía tu expectativa,
porque te prometo,
que algún día,
todo el esfuerzo que estás haciendo ahora para lograr sostenerte,
va a encontrar la forma de regresar a ti.
Puedes estar sanando y sentirte roto al mismo tiempo,
porque sanar no es un destino,
sino un camino.
Así que espero que aprendas a sentarte en tu silencio para que te des cuenta de que está lleno de respuestas,
que no le tengas miedo a sentir,
pero que tampoco dejes que ese sentir te hunda,
que encuentres la valentía de regresar a los lugares que te da miedo volverte a acercar,
para darte cuenta de que,
aunque crees que no,
esta vez te estás sabiendo sostener mucho mejor.Espero que no le tengas miedo a conocerte profundo,
para que puedas soltarte de las cosas que te están rompiendo,
incluso cuando sabes que soltarte te va a romper en mil pedazos.
Para que puedas tener paciencia cuando se trate de esperar por lo que verdaderamente te mereces.
Para que dejes de quedarte en espacios donde confundes lo que te ofrecen con lo que vales.
Porque te prometo que está sucediendo,
aun cuando no ves la luz,
aun cuando no ves el final del dolor,
estás procesando,
estás haciendo lo que está en tus manos,
estás dejándote sentir,
estás dejándote romper,
te estás acompañando en tu dolor,
te estás aprendiendo a sostener,
estás haciendo las paces con tu presente,
y abriéndole espacio a tu futuro.
Te prometo que estás sanando aun cuando crees que no puedes sentirlo.
Confía en ti,
confía en que vas mejor de lo que te quieres dejar creer,
y te prometo,
que algún día,
cuando menos te lo esperes,
de la nada pasa,
y vuelves a respirar sabiendo que todo está bien.
En fin,
te quiero recordar que aunque la batalla de sanar es solo tuya,
no tienes porque ir a la guerra sin ser sostenido por tus mejores soldados,
así que déjate apapachar,
te mereces recibir el amor que constantemente le das a los demás.
PS: Septiembre es el mes de cáncer infantil.
Como saben, mi libro amarillo dona el 100% a niños con cáncer a través de la Fundación Vuela.
Es un increíble honor para mí poder tener el privilegio de donar mi trabajo.
Quiero aprovechar para invitarte a conocer lo que hace Vuela (porque también puedes donar tiempo y otras cosas, no solo dinero, y tal vez te interese ayudar a esta causa). FUNDACION VUELA
Además, durante todo septiembre, el libro amarillo estará al 3x2, para que regales 2 a quienes amas, o con un 25% de descuento en cualquier compra con el código VUELA. Gracias por todo y tanto.
¡Te dejo aquí la página para que puedas pedirlos!
Que hermoso ❤️
Gracias!!! Siempre tan clara y precisa!!!!!!